Cuando el ordenador no va tan rápido como sería deseable, tendemos a culpar al propio equipo, al sistema operativo, a algún programa, etc., pero muchas veces se debe a nuestra propia conexión a internet, ya que trabajamos con herramientas en la nube, como el correo electrónico, plataformas específicas, o simplemente visitando el contenido de determinadas páginas. Si solo funciona despacio una plataforma, puede deberse a la carga de su servidor, pero si notamos un ralentizamiento de todas en general, puede deberse a un fallo en nuestra conexión que impide un funcionamiento correcto.

Un primer paso para comprobar que nuestro acceso a internet funciona correctamente, es medir la velocidad de conexión. Para ello podemos hacer uso de herramientas on-line, denominadas comunmente "test de velocidad". Su manejo es muy sencillo, en la mayoría de ellas bastará con acceder a la web y pulsar en el botón que inicia el test.

Unos ejemplos de estas pruebas son:
- https://www.testdevelocidad.es/
- http://www.speedtest.net/es

El resultado viene expresado en megabits por segundo (Mb/s) y su resultado dependerá de la velocidad que hayamos contratado con el operador. Si tenemos un acceso de fibra, el resultado debiera acercarse mucho a lo que realmente tenemos contratado, si tenemos otro medio de conexión, podremos mirar en el contrato el mínimo de velocidad que el operador se compromete a ofrecernos.