Los móviles de hace una década servían, principalmente, para hablar por teléfono sin depender de un cable, en cambio, los móviles actuales pueden realizar gran cantidad de operaciones, y se han convertido en pequeños ordenadores, capaces de enviar un correo, hacer de GPS, navegar por internet, acceder a redes sociales, etc. Como tales, tienen su sistema operativo y sus aplicaciones correspondientes, cosas que pueden ser atacadas por personas malintencionadas.

Muchos ataques de este estilo vienen ocasionados por la instalación de programas que en su interior llevan código malicioso, por ello, es importante seguir los siguientes consejos:

  • Quizá lo más importante es descargar aplicaciones de fuentes fiables, evitar instalar software que esté en páginas web y no pase por las plataformas oficiales como Play Store, o App Store.
  • Es aconsejable mirar quién es el desarrollador de la aplicación, no es lo mismo que sea el propio Google, o una empresa de confianza, que una empresa que no conocemos.
  • Un buen indicador es el número de descargas de la app, si tiene muchas descargas, la aplicación ha sido testada por muchos usuarios y tiene un prestigio implícito.
  • Instalaremos solo aquellas aplicaciones que precisemos, esto además redunda en un mejor funcionamiento del dispositivo. En ocasiones, el propio móvil lleva aplicaciones, como el explorador de archivos, y no precisa que instalemos uno de terceros.
  • Tras instalar una aplicación, lo normal es que solicite permisos, es buena práctica comprobar los mismos desde un punto de vista crítico, incluso denegarlos si los creemos excesivos. Por ejemplo, es normal que una aplicación de GPS nos pida acceso a la ubicación del dispositivo, pero no a la agenda de contactos, pues no tiene necesidad de conocer esta información para la función que presta.